.comment-link {margin-left:.6em;}

Somos, o nos hacemos?

La gran pregunta. Aqui encontrara algunos claros ejemplos de por que estamos donde estamos.

17 septiembre 2008

CÓMO NOS VEN DESDE BRAZIL - Y es verdad así.

Antenor Barros Leal (Vicepresidente de la Asociación Brasileña de la Industria del Trigo – ABITRIGO), en Diario Comercio e Industria, S.Paulo, 09 de Setiembre de 2008, pg.A2 – Columna Opinión.

LA PREVISIBILIDAD Y LAS TRANSACCIONES
La incertidumbre de quien pretende comprar productos argentinos es una mácula en la historia de ese país.

Mantengo relaciones comerciales con la Argentina hace más de 30 años. Nunca, en ninguna época, estuve envuelto en tantos dilemas e incertezas. El gobierno argentino está liquidando, de forma definitiva, el futuro de ese gran país en lo que se refiere a comercio, abastecimiento interno y negocios internacionales.
La intromisión oficial en estas áreas ha sido un desastre y, en caso de continuar, la Argentina desaparece del mapa de los negocios correctos y entra, negativamente, en el ramo de las transacciones oportunistas y con ventajas encubiertas por el favoritismo personal. Abandona las disputas comerciales y avanza aceleradamente hacia el terreno fangoso del poder que discrimina, que elige a quien ayudar en cambio de pagos excusos.
El retiro de la previsibilidad es mortal para los negocios. Si no tengo seguridad de recibir en noviembre lo que compré hoy, si no cobro en julio el valor de lo que vendí en diciembre, no hay ambiente para transacciones. Si los funcionarios del gobierno pretenden sustituir los empresarios, sin estar cualificados para eso, caminarán de manera firme hacia el enriquecimiento personal y el empobrecimiento del país.
Quienes hablan mal de los lucros generalmente no son capaces de producirlos, y se satisfacen, como chupasangres, en cambiarlos de destino sin riesgos aparentes. Esta catilinaria es conocida. “En nombre del pueblo, pero para mi bolsillo”.
La incertidumbre que domina a quien pretende comprar productos argentinos es una enorme mácula en la historia de ese país. El futuro de la Argentina no está en las manos de quien amenaza, de quien imagina resolver con la fuerza o con ventajas pasajeras los problemas de un país maravilloso. No está en las manos de quien usa pseudo-liderazgos de los trabajadores en favor de sus designios personales. No está en las manos de quien hace discursos emocionantes, usando el hambre como argumento para ganancias políticas. No está en las manos de quien falsifica estadísticas en nombre de una “verdad” inexistente para esconder la verdad que salta a los ojos.
En cambio, la Argentina depende de quienes producen con riesgo de perder, pero con capacidad para ganar. De los más humildes comerciantes hasta el más rico de los emprendedores, todos ellos queriendo lucrar, deseando ofrecer mejores días a sus familias, deseando un País mejor y más feliz. La Argentina depende mucho más de una Justicia que funcione, equilibrada y bajo la ley. De políticos que atiendan al bien de ella y no a sus propios bienes.
Las condiciones naturales de Argentina para producir alimentos son fantásticas. Es como si todo Brasil fuera cubierto de las fértiles tierras coloradas del estado de Paraná. La inmensidad de la Pampa Húmeda, sumada a la fertilidad de las tierras del norte, forma un conjunto de potencialidad inagotable. El nivel de información, organización y profesionalización de los hombres de campo es otra ventaja comparativa de gran significación. La modernización de la infraestructura para exportación realizada hace algunos años coloca a la Argentina en el nivel de países desarrollados.
Transformar políticamente esta combinación positiva en una situación de descrédito para quien compra, desánimo para quien produce y desesperanza para quien trabaja es algo tan incomprensible que sólo el tiempo curará sus desastrosos resultados. La incongruencia de la política agrícola hoy en funcionamiento (sic) en la Argentina es una prueba de cómo, algunas veces, los hombres se resisten a sustituir sus conceptos ideológicos (y las ventajas del poder) por la realidad repetidamente comprobada, aunque cueste años de atraso a sus compatriotas.
Que Dios salve a la gran Argentina.

Etiquetas: