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Somos, o nos hacemos?

La gran pregunta. Aqui encontrara algunos claros ejemplos de por que estamos donde estamos.

10 diciembre 2006

INCOMUNICACION

Mariano Grondona
Anatomía de la incomunicación
_Un viajero se ha quedado sin agua en medio del Sahara. Cuando está por perder las esperanzas, se le acerca en camello un beduino que le ofrece su cantimplora repleta con una condición: que acepte ser su esclavo. El viajero se rehúsa. Pensando que le ha ofrecido demasiado poco, el beduino le ofrece entonces dátiles además de la cantimplora. El viajero se vuelve a rehusar. Desconcertado por su actitud el beduino se aleja, perdiéndose en el horizonte.
_Ni el viajero ha conseguido el agua que necesitaba desesperadamente ni el beduino ha logrado esclavizarlo. ¿Cuál ha sido la causa de esta doble frustración? Que a los protagonistas de esta historia los ha separado la valla de la incomunicación.
_Cuando dos interlocutores hablan idiomas diferentes, se interpone entre ellos una valla lingüística. Pero en el fallido encuentro del Sahara, tanto el viajero como el beduino hablaban árabe. Sin embargo, no se entendieron. La incomunicación entre ellos no surgió entonces del idioma sino de algo más profundo: la falsa imagen que cada uno tenía del otro. El beduino supuso que, en la situación desesperante en la que se hallaba, el viajero le rendiría su voluntad. No entendió que al viajero lo habitaba la dignidad. El viajero esperaba por su parte un acto de solidaridad. No entendió que las tribus que apenas sobreviven en el desierto no pueden darse a veces el lujo del altruismo.
_La incomunicación no provino entonces del choque entre dos idiomas distintos, sino del choque entre dos mentalidades distintas. Si el beduino hubiera advertido la chispa de dignidad que encendía la mirada de su interlocutor ambos, quizá, se habrían comunicado. Como no la advirtió, el drama se convirtió en tragedia.
El Gobierno y el campo
La parábola del beduino y el viajero podría aplicarse a la incomunicación que hoy se interpone entre el Gobierno y el campo.

La cabeza y el pecho
_Se sabe desde Platón que al hombre lo guían dos impulsos principales. Uno, el cálculo de lo que le conviene, que parte de su cabeza. El otro, un sentido del honor y la dignidad que reside en su pecho. A este impulso, tantas veces olvidado, Platón y sus continuadores lo llamaron thymós .
_En la parábola del comienzo, el beduino creyó que al viajero lo guiaba el cálculo. ¿Cómo no iba a preferir entonces sobrevivir aunque fuera a cambio de la sumisión? Pero al viajero no lo guiaba el cálculo sino el thymós . Por eso el beduino no lo comprendió.
_Un error comparable cometieron hace poco el Presidente y su delegado Rovira en Misiones, cuando supusieron que los misioneros, rindiéndose ante los electrodomésticos, les venderían sus votos. Pero a los misioneros también los inspiraba el thymós. Por eso el obispo Piña, una figura por cierto ajena al espíritu de cálculo, llevó al triunfo al Frente Unidos por la Dignidad, una conjunción poderosa de miles de ciudadanos habitados por el thymós . El error de percepción del Gobierno amenaza repetirse ahora ante el paro agropecuario.
_Lo que quieren los productores con este paro no es mejorar codiciosamente su cálculo de ganancias.
_Lo que quieren es que se los respete y que cesen en consecuencia el maltrato y la agresión constantes de los que son objeto.

Por Mariano Grondona