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Somos, o nos hacemos?

La gran pregunta. Aqui encontrara algunos claros ejemplos de por que estamos donde estamos.

29 diciembre 2006

SCIOLI - KIRCHNER, enemigos íntimos

Por Alfredo Leuco
Para LA NACION

El presidente Néstor Kirchner es el peor enemigo que tuvo, tiene y tendrá Daniel Scioli. Sólo hay que apelar a la memoria, o al archivo, para comprobar que es casi imposible encontrar otro dirigente o funcionario que, como Scioli, haya sido públicamente tan maltratado y humillado desde el mismo arranque del Gobierno.
Las primeras definiciones suavemente críticas del vicepresidente desataron un verdadero huracán de castigos, que incluyeron el arrebato del manejo del área de Turismo, con el que pusieron a sus colaboradores de patitas en la calle y lo dejaron congelado y en silencio por un largo tiempo.
Cristina Kirchner no se quedó atrás. Los retos por televisión en vivo y en directo que le propinó al vicepresidente de la Nación en el recinto del Senado, con el dedo levantado, la mirada por encima de sus anteojos y el tono de voz elevado muy por encima de lo aconsejable lograron conmover la inconmovible actitud de Scioli.
Pero el pasado que acabamos de recordar confirma que Scioli tuvo en Kirchner al peor enemigo de su carrera política.
Scioli es una persona amable y afectuosa, capaz de ir a veinte actos por día, aun de gente que no conoce o con la cual no comparte demasiado. Esa actuación nada agresiva, ni siquiera con sus viejos compañeros menemistas, adolfistas o duhaldistas, esa vocación por hablar en todos los encuentros de empresarios y su ausencia absoluta de crispación lo convierten en todo lo que Kirchner no es ni será jamás.
Y ésa es una de las principales virtudes de Scioli. Eso es lo que gran parte de la población valora en todas las encuestas: sus maneras diplomáticas, su coraje para superar adversidades y escaparles, incluso, a los sablazos del matrimonio Kirchner. A punto de cumplir 50 años, Scioli es casi el único gran protagonista que le habla con lenguaje sencillo al segmento menos politizado de la sociedad, que es la inmensa mayoría.
Sin rivales de fuste a la vista, Scioli tiene ahora en Kirchner a su principal preocupación, y en el futuro, para afirmar que Kirchner será su peor enemigo, debemos imaginar dos escenarios. Si Scioli pierde (cosa poco probable) será arrojado al infierno de los fracasados. Pero si Scioli gana, se convertirá para Kirchner en algo peor: en su principal competidor para 2011.
Podrá Scioli conducir algo? ¿Será rehén de los fondos kirchneristas? ¿Logrará un perfil y un proyecto con juego propio? ¿O deberemos padecer una batalla por los liderazgos en el peronismo a los que los argentinos estamos tan acostumbrados? Para eso falta mucho todavía. Pero Scioli ya puede decir con sabiduría popular: con amigos como Kirchner, ¿quién necesita enemigos?