19 septiembre 2008
LA BURBUJA DE LOS KIRCHNER
Por Fernando Laborda
Noticias de Política: Viernes 19 de setiembre de 2008 |
Publicado en edición impresa
"El Primer Mundo se derrumba como una burbuja, mientras la Argentina sigue firme." La frase, tan jactanciosa como ingenua, no sólo reveló una particular manera de la presidenta Cristina Kirchner de interpretar las reglas de la física. También pareció demostrativa de que la presidenta de la Nación vive efectivamente en una burbuja.
Presa de su afán por tomar revancha contra un economista argentino que trabajaba para la quebrada compañía Lehman Brothers, cuyos negativos informes sobre nuestro país siempre molestaron al matrimonio presidencial, la primera mandataria ironizó sobre las desgracias del mundo capitalista, sin advertir que ellas constituyen nuestras propias penurias.
No fue la primera vez en las últimas semanas que Cristina Kirchner se peleó con el mundo. Hace poco, ante un informe crítico hacia la economía argentina hecho por técnicos del Banco Central de España, la Presidenta respondió con dureza e involucró al Estado de ese país, sin reparar en que la mencionada entidad bancaria es un organismo autárquico, que no depende del Palacio de la Moncloa. ¿Acaso pretendía que José Luis Rodríguez Zapatero o el mismísimo rey Juan Carlos levantaran el teléfono para frenar un estudio del Banco Central? Los Kirchner no hubieran dudado en hacerlo. Mas las cosas no funcionan igual en otros países.
* * *
Días atrás, el gobierno nacional volvió a despotricar contra la administración de los Estados Unidos, por su negativa a mandar al "prófugo" Guido Antonini Wilson a nuestro país, con el fin de que se someta al rigor de los jueces argentinos. Después de que Antonini, en agosto del año pasado, pudiera salir de Ezeiza con absoluta comodidad y de que hasta fuera recibido en la Casa Rosada. Ahora, el Gobierno buscará presentar como un logro el hecho de que el magistrado local que interviene en el "valijagate" podrá viajar a Miami a interrogar a Antonini. Como si esa posibilidad siempre hubiera estado vedada, cuando desde un primer momento la embajada de los Estados Unidos mencionó esa alternativa.
¿Habrá algún cambio en el discurso de Cristina Kirchner hacia el mundo durante la visita que iniciará pasado mañana al país del Norte? Los seis días que durará su viaje, que incluirá mensajes ante la Asamblea de las Naciones Unidas y el Consejo de las Américas, hacen sospechar que se buscará mostrar un giro tendiente a mitigar la desconfianza en el país. La primera pregunta es cuántos grados estará la Presidenta decidida a girar. La segunda: cuántos hombres de negocios norteamericanos estarán dispuestos a escucharla, especialmente en momentos como los actuales en el mundo de las finanzas, donde la Argentina importa cada vez menos.
Aunque los Kirchner hayan demostrado no ser muy duchos en economía, seguramente habrá no pocos interesados en obtener los servicios de El Chapel SA, la flamante consultora "todoterreno" fundada por Máximo Kirchner, su presidente, y por sus padres, Néstor y Cristina. La convicción de que manejará información a la que sólo pueden acceder quienes están muy cerca del Gobierno pesará más que cualquier prejuicio sobre el pensamiento económico de sus conductores. Pero sus potenciales clientes tal vez deberían recordar que la ley de ética pública exige a todo funcionario "abstenerse de utilizar información adquirida en el cumplimiento de sus funciones para realizar actividades no relacionadas con sus tareas oficiales o de permitir su uso en beneficio de intereses privados". Por lo que la información que obtendrían de El Chapel no sería, después de todo, tan privilegiada. ¿O acaso pensarán que los Kirchner podrán faltar a la ética?
flaborda@lanacion.com.ar
Etiquetas: Pajueranos ignorantes
17 septiembre 2008
de DOMINGO CAVALLO
Preparémonos para el viento de frente…
Posted: 16 Sep 2008 12:17 PM CDT
Ojala no llegue, pero hay una fuerte tormenta en el horizonte. Lo que fue un fuerte viento de cola puede llegar a transformarse en un fuerte viento de frente e incluso un huracán.
Hasta la semana pasada yo tenía la impresión que los Bancos Centrales y los Tesoros de los Estados Unidos, de Europa y de Japón iban a hacer los máximos esfuerzos por evitar que la crisis financiera se profundizara. No para proteger a los accionistas de las entidades financieras, pero sí para evitar que se produzca un proceso desordenado de liquidación de activos en respuesta a las urgencias por saldar pasivos con acreedores espantados. Tenía dudas sobre la fortaleza de las herramientas monetarias y fiscales que manejan esos gobiernos, pero no contaba con que decidieran no utilizarlas conforme a una regla clara de intervención frente a las crisis.
Lamentablemente el hecho de que en el caso de Lehman Brothers no aplicaron la regla que habían comenzado a insinuar cuando promovieron la compra de Bear Stern por parte de JPMorgan, ha creado ahora más incertidumbre sobre la suerte de los otros bancos de inversión y compañías de seguros e incluso de los bancos comerciales que han comprado bancos de inversión. En Argentina tenemos mucha experiencia sobre los problemas que crean las corridas bancarias cuando los acreedores, sean tenedores de bonos o depositantes comienzan a sospechar que los bancos y sus deudores no tienen capacidad de pago de todas sus deudas vencidas o por vencer en el corto plazo.
En la medida que los acreedores de los bancos de inversión y de las compañías de seguros que han recibido fondos de terceros para administrar, han vendido seguros de default o se han endeudado para comprar activos sobrevaluados en la época de bonanza, exijan la devolución de sus acreencias o el cobro de sus seguros ante la realización de los siniestros, los bancos de inversión y las compañías de seguros tendrán que vender sus activos, lo que provocará una nueva baja de su precio y mayores pérdidas. Y así sucesivamente. Es imposible predecir la caída final en el precio de los activos y cuando comenzarán las compras de oportunidad, único mecanismo que puede ponerle un piso a este proceso.
Es decir, que ya está en marcha una deflación de los activos, que comenzó con el precio de las viviendas en Estados Unidos y algunos países europeos, pero que se está extendiendo a los activos financieros y a muchos activos reales.
Sobre el efecto de un proceso semejante iniciado en los mercados de capitales luego de años de bonanza y exceso de optimismo tenemos un caso relativamente reciente y muy elocuente: Japón entre 1990 y 2001. Japón había crecido durante casi 40 años y a finales de la década del 80 era tanto el optimismo y el triunfalismo que se sobrevaluaron todos los activos. Sobre todo las propiedades inmobiliarias. Cuando se pinchó la burbuja comenzó una crisis financiera que mantuvo prácticamente congelada la actividad bancaria durante 10 años, sin que las empresas y familias se atrevieran a demandar crédito y sin que los bancos se animaran a ofrecerlos. La economía tuvo algunos años de recesión y toda una década de estancamiento.
Esto mismo puede pasar ahora con la economía global, al menos con la de los países más avanzados, Estados Unidos, Europa y Japón. La única luz de esperanza es que las economías de los países emergentes, básicamente China e India, logren seguir creciendo, no ya a través del impulso de la demanda por sus exportaciones sino a través del aumento de la demanda interna. Esto ocurrirá sólo si la estructura productiva de esas economías es suficientemente flexible como para reorientar su producción hacia el tipo de bienes y servicios demandados internamente. No es seguro que ocurra, pero es una posibilidad que permite alentar esperanza. Yo diría que tal como van las cosas en los países más avanzados, es la única posibilidad.
Por eso no cabe esperar que los precios de las commodities sigan creciendo. Muy por el contrario la tendencia será a la baja, tal como lo vienen insinuando los mercados desde hace un mes, y no bajarán a los niveles de la década del 90 sólo si China a India siguen creciendo. Además el crédito será muy escaso para la mayoría de los países, empresas y familias y nulo para países como el nuestro que aún no ha normalizado su relación financiera con el exterior.
Por consiguiente es imprescindible que el gobierno se prepare para ir reduciendo y finalmente eliminando los impuestos distorsivos, especialmente las retenciones a las exportaciones, que elimine también la inflación reprimida y luego de sincerar los índices oficiales ponga en marcha una política de estabilización como la que sugerí en mis cinco notas sobre la lucha contra la inflación. Por supuesto, como señalé entonces será imprescindible hacer el máximo esfuerzo por recuperar el crédito, aún en el contexto de crisis financiera global que estamos viviendo. De otra manera la estanflación que ya estamos sufriendo se tornará más grave y pondrá en peligro la paz social.
Etiquetas: ESTE TIPO SABE
CÓMO NOS VEN DESDE BRAZIL - Y es verdad así.
Antenor Barros Leal (Vicepresidente de la Asociación Brasileña de la Industria del Trigo – ABITRIGO), en Diario Comercio e Industria, S.Paulo, 09 de Setiembre de 2008, pg.A2 – Columna Opinión.
LA PREVISIBILIDAD Y LAS TRANSACCIONES
La incertidumbre de quien pretende comprar productos argentinos es una mácula en la historia de ese país.
Mantengo relaciones comerciales con la Argentina hace más de 30 años. Nunca, en ninguna época, estuve envuelto en tantos dilemas e incertezas. El gobierno argentino está liquidando, de forma definitiva, el futuro de ese gran país en lo que se refiere a comercio, abastecimiento interno y negocios internacionales.
La intromisión oficial en estas áreas ha sido un desastre y, en caso de continuar, la Argentina desaparece del mapa de los negocios correctos y entra, negativamente, en el ramo de las transacciones oportunistas y con ventajas encubiertas por el favoritismo personal. Abandona las disputas comerciales y avanza aceleradamente hacia el terreno fangoso del poder que discrimina, que elige a quien ayudar en cambio de pagos excusos.
El retiro de la previsibilidad es mortal para los negocios. Si no tengo seguridad de recibir en noviembre lo que compré hoy, si no cobro en julio el valor de lo que vendí en diciembre, no hay ambiente para transacciones. Si los funcionarios del gobierno pretenden sustituir los empresarios, sin estar cualificados para eso, caminarán de manera firme hacia el enriquecimiento personal y el empobrecimiento del país.
Quienes hablan mal de los lucros generalmente no son capaces de producirlos, y se satisfacen, como chupasangres, en cambiarlos de destino sin riesgos aparentes. Esta catilinaria es conocida. “En nombre del pueblo, pero para mi bolsillo”.
La incertidumbre que domina a quien pretende comprar productos argentinos es una enorme mácula en la historia de ese país. El futuro de la Argentina no está en las manos de quien amenaza, de quien imagina resolver con la fuerza o con ventajas pasajeras los problemas de un país maravilloso. No está en las manos de quien usa pseudo-liderazgos de los trabajadores en favor de sus designios personales. No está en las manos de quien hace discursos emocionantes, usando el hambre como argumento para ganancias políticas. No está en las manos de quien falsifica estadísticas en nombre de una “verdad” inexistente para esconder la verdad que salta a los ojos.
En cambio, la Argentina depende de quienes producen con riesgo de perder, pero con capacidad para ganar. De los más humildes comerciantes hasta el más rico de los emprendedores, todos ellos queriendo lucrar, deseando ofrecer mejores días a sus familias, deseando un País mejor y más feliz. La Argentina depende mucho más de una Justicia que funcione, equilibrada y bajo la ley. De políticos que atiendan al bien de ella y no a sus propios bienes.
Las condiciones naturales de Argentina para producir alimentos son fantásticas. Es como si todo Brasil fuera cubierto de las fértiles tierras coloradas del estado de Paraná. La inmensidad de la Pampa Húmeda, sumada a la fertilidad de las tierras del norte, forma un conjunto de potencialidad inagotable. El nivel de información, organización y profesionalización de los hombres de campo es otra ventaja comparativa de gran significación. La modernización de la infraestructura para exportación realizada hace algunos años coloca a la Argentina en el nivel de países desarrollados.
Transformar políticamente esta combinación positiva en una situación de descrédito para quien compra, desánimo para quien produce y desesperanza para quien trabaja es algo tan incomprensible que sólo el tiempo curará sus desastrosos resultados. La incongruencia de la política agrícola hoy en funcionamiento (sic) en la Argentina es una prueba de cómo, algunas veces, los hombres se resisten a sustituir sus conceptos ideológicos (y las ventajas del poder) por la realidad repetidamente comprobada, aunque cueste años de atraso a sus compatriotas.
Que Dios salve a la gran Argentina.
Etiquetas: y Duhalde los trajo