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Somos, o nos hacemos?

La gran pregunta. Aqui encontrara algunos claros ejemplos de por que estamos donde estamos.

31 julio 2008

BERLINER TAGEBLATT

la Argentina






La República Argentina es un país de gran belleza y digno de muchos interrogantes que no son fáciles de responder.

Se trata de un país enigmático y misterioso, contradictorio e impredecible.
Los argentinos solían ser gente muy culta y consciente de su situación, valoraban sus recursos y más de una vez dieron al mundo un ejemplo con su profunda cultura y su espíritu abierto a todo tipo de diálogo.
Cosas que hoy, en pleno siglo XXI han desaparecido sin explicación racional alguna.

La vida en la Argentina se ha transformado en algo riesgoso y delicado, algo parecido al 'far-west'

La economía no encuentra un rumbo creíble y la estabilidad política, hoy una vez más, está seriamente comprometida como consecuencia de los recientes y sucesivos gobiernos corruptos e indolentes.

El robo, el vaciamiento del Estado a través de las privatizaciones, la inestabilidad monetaria, el desmantelamiento de sus sistemas de defensa nacional, el muy bajo presupuesto para la educación y la salud pública, la emisión desmedida de moneda, el enorme déficit fiscal encubierto por el gobierno y las estructuras mafiosas que hoy tienen el poder, hacen que no podamos ver en la Argentina más que desconfianza y descreimiento.

Ha dejado ya de ser un país creíble y confiable; su contradictoria política exterior (acercamiento peligrosamente comprometido con Venezuela, Ecuador, Cuba y China) disgusta sobremanera a aquellos países de la UE que hasta no hace mucho albergaban esperanzas de que la Argentina fuera un país en serio.

Ni siquiera los medios de comunicación argentinos informan la verdad de lo que está aconteciendo: incremento desenfrenado de la inflación, suba cada vez mayor de sus monedas referentes (dólar y euro), imparable tasa de desocupación y subempleo, ingresos cada vez más bajos o estancados en estructuras de paridad propias de hace diez o quince años atrás, y ahora la enorme crisis productivo-institucional del único sector verdaderamente productivo de país: la agricultura.

Argentina nunca fue un país industrial; su única y verdadera fuente de subsistencia fue la producción agropecuaria y la exportación de productos primarios.

Los gobernantes actuales pertenecen a un reducido grupo de terroristas de ultra izquierda muy activos en los años´70 que han instaurado hoy en dicho país un modelo autoritario y meramente electoralista, basado en la corrupción político-sindical que está llevando a este país sudamericano al límite de su propia autodestrucción.

La violencia está latente en cada sector que se ve perjudicado por el accionar del gobierno de la Sra. Kirchner y su marido, el ex presidente que oficia de Primer Ministro de facto, es quien domina la economía y los grupos sindicales y gremiales que operan de forma mafiosa a través de pactos y acuerdos clandestinos que perjudican cualquier acción ciudadana.

Ya es sabido que el gobierno de la Sra. Kirchner no llegará a su término y será violentamente despojada de su cargo a corto plazo, por fuerzas civiles integradas por ciudadanos comunes y miembros activos del sector agropecuario.

Lo más impactante de toda esta situación, es que los sectores productivos del agro que hoy protestan contra las usurarias y despiadadas retenciones, son grupos que están armados, tan armados como si fueran paramilitares o guerrillas urbanas y de los grandes cordones verdes de las grandes ciudades de ese país (Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Santa Fe, Mendoza y la Patagonia), así como también están armados los grupos leales a la familia gobernante, lo cual nos hace sospechar que el futuro estallido social que se avecina en un corto y mediano plazo entre los argentinos será cruento y sangriento.

Es más que evidente que la Argentina deberá enfrentarse a su propia circunstancia, algo trágico y devastador, algo que los mismos argentinos ignoran porque ni sus propios medios de comunicación se los informan.

Y no hablamos de golpe de estado ni de dimisión, sino de rebelión social y civil de sectores que ya muestran cada vez más su comprensible hartazgo e impotencia; sectores que en épocas anteriores pertenecían a la clase media; sectores que fueron los verdaderamente productivos en épocas pasadas y que hoy se encuentran totalmente desprotegidos y atacados sin motivo racional alguno.

Desde la UE observamos con preocupación la paulatina y lenta disolución de la Argentina y su trágica desaparición (que incluye también la ampliación de la zona de exclusión de las Islas Malvinas, lo cual produciría la pérdida de importante territorio del suelo argentino en la Patagonia, y tal plazo vence el 9 de mayo de 2009…).

De ahora en adelante sólo el pueblo argentino tiene en sus manos la decisión de cómo afrontar los acontecimientos que vendrán.

(Artículo del diario 'Berliner Tageblatt', escrito por Ingeborg Hellige, Mayo de 2008)
Traducido por Jordi Serra, Barcelona
Leído en el programa del Lic. Agustín Rangugni, Radio Miami.us

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28 julio 2008

VENGAN ESOS TAMBIÉN

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NOS SIGUEN ROBANDO

Sigue el manoteo de recursos generados por terceros por parte del gobierno K que luego los echa en el barril sin fondo del gasto publico
Lunes 28 de Julio de 2008
Una efímera sensación de triunfo
La sensación de triunfo que invadió al agro después de la caída de la Resolución 125 en el Senado fue efímera. Si bien nadie discute que el campo puso en jaque a la política agropecuaria del gobierno, lo cierto es que la reacción oficial demuestra escasa voluntad para encarar los cambios que se reclaman.

Más bien, lo que se advierte es la intención de redoblar la apuesta, aunque cambiando el blanco. Para la línea más dura del kirchnerismo, pelearse con el campo era un buen negocio político. Creían que el conjunto de la población compraría el argumento de la batalla contra sectores oligarcas y golpistas, pero en el camino aparecieron los De Angeli y su abundante compañía.

La opinión pública se dio vuelta. El campo pasó a ser políticamente correcto. El Congreso votó en contra y sobrevino la crisis.

Pero en lugar de entregarse, huyó hacia delante. Y como las necesidades financieras no saben de tropiezos políticos, el agro sigue siendo el objetivo. Ya no será tan fácil capturar la renta de los chacareros. Ahora hay que ir directo a la exportación. Un sector que es carne de cañón ideal: las empresas más importantes del rubro son multinacionales, y entre las nacionales hay una que difícilmente escape al deseo de venganza por lo que sucedió en el trámite parlamentario (AGD, uno de cuyos dueños es el Senador Roberto Urquía, quien votó en contra del proyecto oficial). El brazo armado del nuevo embate es la ONCCA, cuyo titular Ricardo Echegaray se autodefine como un eficaz implementador de las políticas que se le dictan.

Esta semana se conoció una batería de resoluciones del organismo que impactaron severamente en el sector exportador de granos, que prácticamente quedó paralizado. Ayer mismo, los mercados se movieron al mínimo, sólo para cubrir necesidades inmediatas para completar embarques. Nadie compra y nadie vende. Este es el panorama.

Lo que decidió la ONCCA con estas resoluciones es dejar sin validez todas las operaciones registradas desde octubre pasado, cuando frente a la certidumbre de que se incrementarían las retenciones, se produjo una aceleración de las ventas de soja y maíz de la campaña 2007/8. El hecho es suficientemente conocido, pero vale la pena volver sobre algo que ya hemos comentado: era vox populi que el gobierno iba a subir los derechos de exportación, pero se dejaron los registros abiertos porque no se quería dar certeza sobre esta decisión, en plena campaña electoral.

Una vez que ganó Cristina, también con los votos del campo, se concretó la medida, pero ya se habían vendido y registrado 17 millones de toneladas de granos, un tercio de la cosecha de soja.

Fue una cifra demasiado importante, que dio lugar a un debate en el Congreso. Así, se sancionó la llamada Ley Martínez Raimonda, que planteó que para registrar una operación y fijar el monto de las retenciones, los exportadores tenían que acreditar que tenían la mercadería comprada.

Esta ley había sido asimilada - aunque a regañadientes por las empresas exportadoras.

Así se movieron en los últimos meses, sabiendo que las liquidaciones de retenciones no eran definitivas.

Pero la decisión de la ONCCA manda para atrás todas las operaciones, obligando a los exportadores a pagar las retenciones vigentes al momento del embarque. Con lo que traslada a la AFIP una verdadera caja de Pandora, en la que están en juego 1.700 millones de dólares.

Hasta ahora, la única reacción ha sido la de retirarse del mercado momentáneamente. Pero la preocupación es enorme, porque más de la mitad de la cosecha de soja y maíz está sin vender y en manos de los productores. Por otro lado, la ONCCA se ha despegado definitivamente de la secretaría de Agricultura, cuyo nuevo titular, Carlos Cheppi, tampoco tiene apuro por sentarse a dialogar con las entidades.



Publicado por Héctor Huergo el Julio 28, 2008 8:54 AM | Enlace permanente | Comentarios (0)

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